Como primer paso no debes poner tanta atención a la forma, colores o dibujos que el casco tenga, sino más bien en la motocicleta que posees y para qué la usas. Toma en cuenta si tu moto es para viajar fuera de la ciudad, como transporte en tu rutina diaria o para pasear en tus días libres. Después, pon atención a la manera en que el casco está equipado:
- Mullidos interiores desprendibles y lavables.
- Pantalla que resiste rasguños y que no se empaña.
- Correa ajustable y que cierre con buen agarre.
Lo que define realmente su costo es con lo que está hecho exteriormente. A continuación, te compartimos una lista de los materiales que están disponibles en el mercado:
- Tricomposite (Kevlar, vidrio y fibra de carbono). No sólo tiene diseños más llamativos, esta mezcla ha probado ser fuerte y eficiente al momento de absorber golpes.
- Fibra de vidrio. Es bueno para recibir golpes y una de sus ventajas es el precio.
- Policarbonato o resina termoplástica. Este es la prueba de que lo barato no siempre es lo mejor: se debe reemplazar cada 3 o 5 años y no es el más confiable que puedes encontrar.
- Fibra de carbono y Kevlar. Favorita de las competencias, esta composición es de las más seguras, aguantadora y, afortunadamente, ligera.
Una vez que encuentres el casco con el que te sientas más cómodo y seguro, concéntrate en su apariencia. Te recomendamos aquellos que sean más modernos, pues cumplen con requerimientos de seguridad y necesidades para cada tipo de conductor. Recuerda que, más que a un complemento, le vas a poner precio a tu integridad, por lo que es mejor que también lo asegures cuando contrates una póliza con MAPFRE. Conoce nuestro Seguro de Moto Amplio, en el que se contemplan coberturas de Gastos Médicos (para el conductor y sus acompañantes), Accesorios de Motocicleta, Casco y/o Vestimenta, Defensa Jurídica y RC, entre otros.